Universidad para asesinos
Markaris, Petros
Después de unas entretenidas y merecidas vacaciones en el Épido, el comisario Kostas Jaritos regresa a la rutina para encontrarse con una sorpresa: el director Guikas se jubila. La plaza quedará de momento vacante, y el ya ex director propone al ministro que sea Kostas quien ocupe el cargo de manera interina, con la secreta esperanza de que éste sepa jugar sus cartas y acabe siendo él el elegido. En éstas, un ministro, antiguo profesor universitario de Derecho, es hallado muerto en su piso; al parecer, ha ingerido una tarta envenenada entregada por un desconocido.